Por: Marisol Ibarra C.

Foto: Rafael Henríquez T.
Fuente: Suplemento Secta Cultural.
Diario El Rancagüino

 

 

Bueno, lo que pasa es que yo estudié en Quimávida, un colegio agrícola ubicado en Coltauco; allí entre los meses de marzo y abril se celebraba la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, entonces los cursos hacían alianzas y a mi se me ocurrió cantar una canción de Victor Jara que es bien famosa que se titula precisamente “El Cigarrito” El problema fue que arriba, en el escenario, con los nervios y como era cabro chico todavía, se me olvidó la letra y después, para rematarla, le pedí a mis compañeros que me acompañaran con las palmas, o sea, no pegaba ni juntaba. De ahí en adelante parte la historia del Cigarrito porque todos me ubicaban como el que había intentado interpretar esa canción, empezaron con las bromas “ya poh cántate el cigarrito” etc, hasta que de tanto recordar la talla quedé como “El Cigarrito”  

 

 

Ah, desde muy niño. Lo que pasa es que mi padre era cantor de pueblo y le cantaba a los angelitos, esto quiere decir a los niños que morían. Imagínate, mi padre falleció a los sesenta, hace cuatro años atrás, yo era el menor de ocho hermanos y me tocó asistir a muchas de esas ceremonias, que eran todo un rito. Se velaba a los niñitos en las mesas y mi papá les cantaba décimas, versos a lo divino, a estos angelitos que partían al cielo. De ahí parte la aventura de admirar y tomarle cariño a la lírica popular, siempre me gustó la poesía chilena pero esta era distinta por contenido, estructura de décimas y empecé a investigar cómo nace el canto a lo humano y a lo divino, que fue un método para evangelizar.

 

 

Sí, en Bucalemu por el tema de la evangelización, pero después se expande. En estos momentos me atrevería a decir, con todo respeto a los otros sectores en donde se cultiva este género, de que el Canto Popular está focalizado principalmente en el sector de Pirque y Puente Alto. Aquí en la sexta región existen localidades en donde aún se puede escuchar versos en décimas pero es una rama de la literatura que está en decadencia. Hoy podemos ver pasar grandes poetas que están llegando a una etapa final en sus vidas y no han surgido nuevas voces.

 

 

La verdad es que yo terminé de estudiar y me dediqué a administrar ríos, yo vivo de la administración del río Cachapoal.

 

Lo que pasa es que yo trabajo cerca de este restaurant. Tengo mi oficina a dos casas de aquí y almuerzo en El Viejo Rancagua todos los días. Este lugar, a diferencia de los demás, es un núcleo donde se encuentra la cultura, la tradición y el buen trato. Eso ha contribuido en cultivar un cariño, una amistad por El Viejo.

 

 

La difusión de nuestras tradiciones parte por los medios de comunicación que están al margen de lo que están haciendo los artistas, municipios y consejos regionales. En estos momentos prima lo que más vende. Yo siempre digo que no hay que estar en contra de lo que viene de afuera pero sí hay que estar a favor de lo nuestro.

 

Dentro de la poesía popular que interpreto me gusta mucho la décima espinela y el canto por travesura, con este último se interactúa más con el público porque va más ligado a la broma, a la picardía que tenemos los chilenos. Ahora, de los temas que yo tengo hay uno que se lo dediqué a una amiga titulado “Madre Soltera” está incluido en un CD que grabé tiempo atrás.

 

 

Para quienes deseen adquirir el CD del Cigarrito o asegurarse con un buen espectáculo tradicional para sus eventos pueden llamar a Rodrigo Pérez al celular: 98455161. Por mi parte espero que con esta nota este cantautor popular le anote al Diario “cinco puntos buenos” (jerga de rodeo) Imposible que diga que nos olvidamos de la cultura y no difundimos nuestras raíces chilenas.

 

 

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